Una llamada apresurada de teléfono.
Desde el aeropuerto.
En la misma puerta de embarque.
Las manos le sudaban y
sentía que no podía esperar y
que ese avión le alejaba y que
necesitaba saber de ella aunque aún no hubiera
partido y que necesitaba confirmar que
ella solo pensaba en él. Mercado San Antón