El consumo de alimentos está condicionado por la percepción que tiene la sociedad de la alimentación, cuestión que desde
hace unos años apunta cambios profundos. Algunas de las tendencias actuales ya se detectaban en el último tercio del siglo XX,
mientras otras que apenas se vislumbraban están claramente consolidadas en la tercera década del siglo XXI. Además, los sucesivos
periodos de expansión económica y crisis de distinta índole vividos en este siglo han alterado profundamente el comercio y el consumo
de alimentos, así como la estrategia de los operadores del sistema alimentario.
Por otro lado, el comportamiento del consumo y la estructura y funcionamiento de la cadena de producción se condicionan mutuamente,
de forma que las características actuales del consumo no serian posibles sin el sistema alimentario existente y viceversa.
En este artículo se apuntan los elementos claves de esa influencia mutua y su comportamiento en los últimos años, señalando algunas
de las tendencias en el consumo y en el sistema alimentario que consideramos más relevantes.