Las tendencias de consumo de carne en los países occidentales tienden a hacer pensar que está en recesión como consecuencia de las nuevas filosofías de comer más sano y saludable y de sustituir en la dieta la carne por vegetales y frutas. Pero esa filosofía choca con los tradicionales consumidores de carne, por un lado, y con los países emergentes del sudeste asiático que apuestan decididamente por la proteína de toda la vida. De esta forma, el consumo de carne crecerá en el mundo de forma constante un 1,4% hasta 2025 y el comercio internacional aumentará hasta cinco millones de toneladas hasta ese año. En todo caso, las tendencias apuntan a una mayor demanda de carnes más cercanas, más sanas, con nuevos cortes e ingredientes naturales.