Los retos de competitividad y de cumplimiento de las cada vez
más exigentes demandas sociales hacen necesaria la colaboración
estrecha entre los diferentes eslabones de la cadena
agroalimentaria para abordar la digitalización. La tecnología
permite ya ser más eficiente en la gestión de recursos y la
reducción de costes, y facilita afrontar cuestiones como la
sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y la mejora de
los aspectos de calidad, seguridad alimentaria y nutrición que
reclama el consumidor. Sin embargo, la apuesta digital es
desigual en los diferentes eslabones, con una debilidad más
acusada en el sector primario, todavía en la rampa de salida,
aunque con propuestas e iniciativas muy interesantes. La integración
de las nuevas herramientas tecnológicas en todo el
proceso, desde el campo a la mesa, situaría al sector agroalimentario
español en unas condiciones de excelencia muy beneficiosas
para el conjunto de operadores, si se aprovechan
de manera eficaz las ventajas de la transformación digital.