Este año el mercado del barrio de Sants en Barcelona cumple 110 años. ¡Se dice pronto, en esta época de existencias efímeras! Es una muestra clara y empírica de que la organización colectiva, cuando funciona, es más eficaz y duradera que la experiencia individual; con sus sinsabores, es también más satisfactoria.
Reconozco como madrileño que siempre siento una cierta envidia cuando escribo sobre los mercats de la ciudad de Barcelona, porque se siente el apoyo firme de los actores que rodean a los mercados municipales de la ciudad: comerciantes, vecinos, proveedores e instituciones locales.
El bellísimo edificio modernista inaugurado en 1913 fue reformado entre el año 2009 y 2014. El coste fue de 10 Mercat de Sants. Barcelona millones de euros. Durante cinco años los comerciantes tuvieron que sobrevivir en la carpa habilitada de la rambla de Badal. La reforma incluyó la mejora de la eficiencia energética del sistema de climatización (implantando un sistema de agua geotérmica), la peatonalización del entorno mediante rampas exteriores, la redistribución de las paradas de los comerciantes y la incorporación de un área de autoservicio. La obra fue coordinada, como siempre en Barcelona desde hace décadas, por el Institut de Mercats de Barcelona, ese invento institucional del ayuntamiento de Barcelona que tan bien caracteriza el espíritu corporativo y organizativo de la ciudad y sus vecinos.