En este artículo, su autor analiza los cambios producidos en la cadena alimentaria en España en los últimos años, con
especial atención a la logística, transporte y distribución de los productos frescos. El autor plantea varios retos. El más inmediato es
el de la supervivencia de las empresas que conforman la cadena, en un contexto inflacionario como el actual. El segundo reto tiene
que ver con los compromisos de sostenibilidad de la UE, y que pueden significar importantes cambios en una cadena que es ahora
mismo muy dependiente de la energía. Otro reto es el de la reducción del desperdicio alimentario, responsabilidad compartida con
los consumidores. Finalmente, señala la necesidad de una mayor coordinación de las propias cadenas de suministro, tarea que, en
su opinión, debe ser liderada por la distribución.