Comienzo a sentirme mal, las
muchas copas que llevo en el
cuerpo comienzan a pasar factura,
pero no puedo parar, bebo
sin freno, compulsivamente.
Estoy mareado, apenas puedo
mantenerme en pie. Necesito aire, salgo a toda
prisa del garito donde acabo de apurar la última
bomba. A escasos metros diviso un banco donde
poder aposentar mi maltrecho sentido de la
verticalidad. A duras penas logro alcanzarlo, intento
sentarme, no puedo, me derrumbo en mi
duro y momentáneo lecho.