Está demostrado que las uvas son uno de los
frutos de más antigua utilización. Hojas de
vid dejaron su impronta fosilizada en piedras
hace entre 55 y 59 millones de años. Es de
suponer que incluso antes que las uvas, se
consumieron sus hojas y seguramente sus
tallos, sus pámpanos, que tienen un sabor
muy vegetal, algo ácido y muy sabroso, que
algunos agricultores manchegos y seguramente de muchos
más sitios, disfrutan cuando recién brotados están tiernos.