El concepto de fusión gastronómica, actualmente muy erosionado por su uso y abuso indiscriminado, veleidoso y arbitrario en la propaganda de los grandes chefs -convertidos en semidioses por su frecuentemente escasa formación académica y la papanatería extrema de algunos medios, alimentados por su secuela infinita de influencers gastromonguers-, remite en su origen a la mezcla de estilos culinarios devenida por el encuentro de culturas guisanderas y provocado por inmigraciones masivas y colonización; por cercanías entre países, muchas veces con fronteras políticas y artificiosamente creadas; y por la mezcla de elementos de la gastronomía indígena con la criolla, fusión previa creada, sobre todo, en diversos países de América.