Aunque la cocina española es el resultado de
múltiples influencias culturales como la púnica,
romana, visigoda, europea y americana, en la
trabajosa construcción de su andamiaje concurre además
la fructífera circunstancia de una convivencia, más
o menos armoniosa y durante nada menos que cerca
de ocho centurias, de los hábitos, usos y costumbres
condumiarios de los tres grandes recetarios que se corresponden
con las otras tantas culturas alimentarias y
gastronómicas de las religiones cristiana, judía y musulmana.