La campaña 2018-2019 se ha convertido para el sector citrícola valenciano
en una de las peores de su historia reciente. El malestar acumulado en
algunos de los grupos de productores más afectados ha provocado incluso
una inédita movilización ciudadana de protesta. El elemento detonante ha
sido el nuevo acuerdo comercial entre la UE y los países sudafricanos. Este
acuerdo se inscribe en la progresiva liberalización de las importaciones
citrícolas por parte de la UE. En este nuevo escenario, las debilidades en
materia de estructura, organización y calidad comercial del sector lo hacen
especialmente vulnerable en campañas abundantes y accidentadas como
ésta. Las consecuencias pueden ser dramáticas para muchos operadores
si no se producen cambios profundos en las estrategias competitivas del
sector, que hasta la fecha carecen de un enfoque integrador y ambicioso.