Con el frío cambia nuestra actividad, es necesario
adaptarse a las nuevas circunstancias
y es especialmente importante que nuestra
alimentación sea la adecuada para que el
organismo se defienda de las bajas temperaturas
y de los virus y las bacterias causantes
de frecuentes gripes, catarros y de otros
problemas urinarios y gastroentéricos. Es
necesario elegir los alimentos ricos en vitaminas, minerales
y antioxidantes y que al mismo tiempo nos proporcionen las
calorías y proteínas que nos refuercen la producción de defensas.
Además debemos cuidar las preparaciones culinarias
para evitar, o al menos paliar, la destrucción de los principios
activos termolábiles, lo que en algunos casos es importante,
sobre todo en el aporte de vitaminas y antioxidantes.