La desinformación (en forma de fake news, de acuerdo con
su denominación en inglés más extendida) afecta cada vez
más a todos los ámbitos y sectores, pero tiene una incidencia
destacada en el sector alimentario, porque la relación
entre alimentación y salud provoca un gran interés en toda
la población. La educación y la alfabetización tecnológica
que produzca un verdadero discernimiento de la información
entre los ciudadanos se perfilan como partes de la solución
a este problema, además de una adecuada regulación,
que por el momento parece complicada.