El término “cereal” procede de la diosa romana Ceres, identificada con la fecundidad y las buenas cosechas. Su cultivo hizo posible que el hombre pasara de ser un mero recolector a ser agricultor, asegurando así su alimentación. El éxito en su producción, almacenamiento y utilización ha sido fundamental para el desarrollo de la civilización moderna.
Debido a sus características nutritivas, su moderado costo y también a que provocan una sensación de saciedad al aumentar su volumen en el intestino, los cereales son un producto básico en la alimentación humana. Actualmente sigue habiendo pueblos en el mundo para los que los cereales son el único alimento durante la mayor parte del año y también hay otros que los consumen con mucha frecuencia por el aporte de hidratos de carbono que proporcionan. Sin embargo, en los llamados países desarrollados el peso de los cereales en la alimentación se ha ido reduciendo, especialmente en el último siglo.
Actualmente, la guerra en Ucrania ha tenido un impacto significativo en el mercado mundial de cereales. Ucrania es uno de los principales productores y exportadores de cereales del mundo, y el conflicto ha afectado su capacidad para producir y exportar estos productos. Como resultado, los precios de los cereales han aumentado en todo el mundo, lo que ha afectado a los consumidores y a la industria alimentaria.
Producción española
El de los cereales es el sector con mayor base territorial y con distribución a lo largo de todo el territorio nacional. Estos cultivos (sin incluir el arroz) ocupan una media de 6 millones de hectáreas, de las que aproximadamente el 94% corresponden a cereales de siembras de invierno y el resto a los de primavera (maíz y, en mucha menor medida, sorgo). Las principales
regiones cerealistas son Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Andalucía.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, en 2021 la cosecha nacional de cereales fue inferior a la del año anterior. A efectos de calcular la renta agraria anual, el MAPA estimó que la producción de cereal se redujo en volumen un 6% (en 2020 se había incrementado más de un 31%), mientras que los precios medios subieron en general un 35,5% (en el año anterior había bajado).
Por todo ello, el valor generado por el sector a efectos de calcular la renta agraria finalmente aumentó un 27,3% con respecto a un año antes, hasta situarse en 6.050,6 millones de euros en términos corrientes, según datos del Ministerio de Agricultura.
En España, los cereales (arroz excluido) supusieron en 2021 el 10,7% del valor de toda la Producción de la Rama Agraria (PRA) a precios básicos y el 17,9% de la Producción de la Rama Vegetal (PRV). En ambos casos, los porcentajes fueron muy superiores a de 2020.
La producción total de cereales (trigo, cebada, avena, centeno, triticale, maíz, sorgo, arroz y otros cereales minoritarios) se elevó a algo más de 25 millones de toneladas, un volumen inferior al del año anterior en el que la cosecha se disparó.
España es un país netamente importador de cereales. En la campaña de comercialización 2020/2021 (del 1 julio al 30 de junio) se importaron, según los datos del Ministerio de Agricultura, más de 13,43 millones de toneladas de cereales, mientras que en la campaña 2021/2022 se estima que las importaciones rondarán los 14 millones de toneladas, con unas exportaciones de 954.000 toneladas.