¿Cómo seducir al consumidor? Está descreído, cada vez
menos sensible a la publicidad y en busca de un ahorro de
tiempo al que llamamos, poco convencidos, conveniencia.
Por este motivo quiere una oferta comercial simple, sin recovecos
ni complicaciones innecesarias. Los productos en
las estanterías y la tienda están a la caza de un novio que
cada día pasa más. Las recetas de siempre ya son viejas y
hay que buscar fórmulas para dar cauce al impulso y las ganas
de comprar. Porque el cliente-consumidor, más que un
comprador inteligente, se ha convertido en un comprador
profesional. Por mucha ciencia que se le meta al asunto,
cuesta entender cómo conviven la obsesión de ahorrar un
céntimo con la de comprar lujo (cada año más). La clave:
para seducir hay que jugar las habilidades tecnológicas y
entender que goza de libertad: la ciencia y el corazón.