La delgada profesora de Economía se levantó. Al ver que comenzaba a acercarse, el chico que había que dado en paños menores se subió los pantalones rápidamente. Luis por su parte estaba absorto en su labor. Por su mente circulaban imágenes muy dispares: personajes de Tolkien, de Poe y Eva, su novia. ¿Cuándo vendría Calamaro a Barcelona?
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